lunes, 21 de febrero de 2011

Nuestro culto a lo vano

Vanidad, definida por la RAE, es "cualidad de vano". La veo a diario, desde el "macho alfa" orgulloso de su grande y pesada musculatura; pasando por la mujer que cree ser "la más wena" y juega con las emociones ajenas; junto al profesor que no acepta nuevos conocimientos, o porque está viejo, o porque "lo sabe todo"; y parando momentáneamente en los estudiantes que juran poder dominar el mundo sólo conociendo física de secundaria. Me detengo pues la lista sigue.

He observado que la misma es producto de miedos, de inconformidades personales, de ansiedad, de estrés, sumado a la avalancha de mensajes sugestivos proveniente de los medios. A veces uno de los peores problemas ocasionados es la supresión de un importante ingrediente en toda persona: humildad.

Lo importante del caso, es que la vanidad atrae consigo distintos males, y prefiero hablar en base a ejemplos.


Esta mañana me enteré de un triste caso, con su fuente aquí. Es de un hombre que tenía problemas de eyaculación precoz y que decidió ir a un médico para tratar de arreglar su problema, donde le inyectaron cierta sustancia. Sin embargo, al ver que no funcionaba el mismo, le inyectaron más de esta sustancia de lo normal, provocándole una erección que duró más de 50 horas. Luego de soportar mucho dolor, regresó al médico para recibir ayuda. Le inyectaron una segunda sustancia la cual causó una necrosis y tuvo que amputársele parte del miembro. Este hombre demandó a la empresa responsable. Sin embargo, se aduce que los responsables (de nacionalidad mejicana, aparentemente) dejaron el país.

Otro caso bastante reciente, fue el de una ex-compañera de la escuela, quien falleció esta semana. En su caso, fue a realizarse una cirugía (estética) ambulatoria en la cual le inyectaron cierta sustancia que ya estaba vencida. Al regresar a casa, comenzó a sentirse mal y decidió regresar al hospital, donde falleció.

Tanto la mujer como el hombre, hoy día, deciden enfrentarse al filo del bisturí. La mujer sigue teniendo la delantera en las estadísticas, aunque el hombre le sigue a paso veloz. "Si hablamos de diez años atrás, tal vez hablamos de un 15%, y hoy hablamos de un 25% de hombres que consulta por cirugía facial" afirma el Dr. Carlos Juri, director del centro médico de cirugía plástica que lleva su nombre, en Buenos Aires, Argentina.



¿Qué propongo al respecto? No puedo evitar que una persona desee hacer un cambio en su cuerpo "para verse mejor" o para "rendir mejor". Lo que sí me gustaría es que se evaluaran los riesgos antes de hacer este tipo de procedimientos, y opino que parte de la culpa proviene del medio.

Sabemos todos que las revistas pornográficas se alejan de los muchachos que apenas comienzan a acariciar lo que es la sexualidad. ¿Por qué entonces no alejarlos también de otras revistas? ¿De otro tipo de contenido que los incita a llevar vidas llenas de desdicha, de ansiedad, por no poder tener un cuerpo perfecto estándar? ¿Por qué no alejar a las niñas en período de crecimiento, de revistas de moda, que pueden ser como un veneno lento, que enferma su mente con las más oscuras inseguridades personales? Digo, no culpo sólo a las revistas, sino a los medios que permiten este tipo de ponzoña llegar a los más pequeños.

Veo muchachos, con sus cuerpos apenas en sus primeras etapas de desarrollo, en uniforme escolar, entrando en grupo a tiendas de batidos de proteínas, y salir de ahí, o decepcionados por no poder pagarlos, o llenos de ganas por probarlos. También muchachas a sus 12 años con faldas que parecen más bien correas, sus pequeños pechos en desarrollo casi al aire y maquillaje en su rostro. Cada vez que veo esto, recuerdo un día que decidí colocar la radio en el auto, y escuché el programa de una señora, de unos 70 u 80 años, que entre muchas cosas dijo algo como "veo a mí nieta de 12 años, colocándose lápiz labial y rubor. Yo le decía ¿Por qué te pones eso? Eso es para las viejas ya como yo que no tienen ése candor natural en los labios, propio de una muchachita, como tú. ¿por qué quieres apurarte a crecer?"

Vivimos en una sociedad más dada a aparentar, que a ser realmente productivos. Nos gusta tener títulos colgados de las paredes, y reflejen nuestros logros, aún cuando luego vamos a manejar el taxi que nos da de comer. O igualmente, nos esclavizamos a nosotros mismos, o inclusive acabamos con nuestras vidas, por intentar llegar al estándar. Todo ése esfuerzo en aparentar, gastado en lo vano, en vez de usarlo para producir.

Este espacio lo he dedicado a todas esas personas que, buscando ése ideal, han perdido la vida. (literal y figuradamente). Incito a los que leen esto a que consideren esta realidad en que vivimos, en nuestro culto hacia lo superficial.

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