lunes, 14 de febrero de 2011

Ejercitarse ayuda al cerebro

Y conste, no me refiero a ejercicios de agilidad mental. Me refiero a ejercicio aeróbico, como correr, nadar, en fin, todo ejercicio que un aumento en el ritmo cardíaco.

Al día de hoy realmente no se conocen todos los mecanismos por los que esto ocurre, pero distintos estudios relacionados al tema muestran que el ejercicio aeróbico disminuye la posibilidad de sufrir daños cognitivos, como Alzheimer y demencia.

Algunos estudios realizados postulados en 2010, en Seattle, experimentó en 33 adultos para saber más sobre el tema. Demostraron que con 45 o 60 minutos de bicicleta estática, dados a un grupo de personas con problemas de deterioro cognitivo leve (como olvidar nombres de personas muy a menudo, u olvidarse de lugares donde guardan cosas) "mejoran las capacidades cognitivas de atención, concentración, planificación, organización y tareas múltiples".
Otro estudio realizado en Rochester, Minnesotta, que incluyó a 1324 adultos, de los cuales 198 tenían problemas cognitivos leves y el resto estaba sin problemas, demostró que aquellos que hacían ejercicio desde los 40 años de edad en adelante (como natación, caminatas intensas, yoga o ejercicios de fuerza), no presentaban problemas cognitivos leves.

Para poder entender remotamente cómo esto, nos remontaremos a 1995, donde se hicieron estudios en ratas que corrían a diario en sus jaulas. Se demostró que las mismas producían más factores neurotróficos (proteínas segregadas que modulan el crecimiento, reparación, diferenciación y superviviencia de las neuronas) que sus hermanos sedentarios. Esto casi pasa inadvertido en los estudios, pero la producción de estas sustancias de tipo hormonal se vio afectada positivamente por la presencia de ejercicio físico.

Un ejemplo de estos factores neurotróficos es el IGF-I. Primero que todo, el hacer ejercicio estimula la liberación en la sangre de la hormona del crecimiento. Esta, a su vez, estimula la producción de otra hormona desde el hígado, llamada la IGF-I (por sus siglas en inglés, "Insuline-like Growth Factor I"). Con esta hormona es la que permite que los músculas aumenten su tamaño (usado clandestinamente por fisiculturistas, para promover su crecimiento muscular). Durante los estudios sobre el IGF-I se encontró que, al inhibir laos efectos de la este factor neurotrófico, ¡no se veían efectos del ejercicio sobre el cerebro! Se determinó que este es una señal del hígado para "avisarle" al cerebro que "el cuerpo está realizando ejercicio", y esta hormona se acumula en el cerebro mientras más ejercicio se haga.

El IGF-I, a su vez, provoca la producción de otros factores neurotróficos en el cerebro que, entre otras funciones: aumenta la capacidad el cerebro de obtener información del resto del cuerpo, incrementa la actividad de las neuronas, aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, aumenta el consumo de glucosa de las neuronas, y protege a las neuronas de cualquier alteración que produzca malfuncionamientos e inclusive, su muerte.

Es decir, señoras y señores, el aforismo de "cuerpo sano, mente sana" es cierto en muchas medidas, así que ¡VAYAN A EJERCITARSE!

1 comentario:

  1. Yo pienso que esto es muy cierto.
    Creo que me hace falta el exercise aparte de la caminata de Ave. Balboa a la Tumba Muerto. xD

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