viernes, 12 de agosto de 2011

Inteligencia

Jaimito, un niño de 5 años, grita un día, sentado en el fondo de su salón de kinder: "MAESTRA, MAESTRA, DOS MÁS DOS ES IGUAL A CUATRO". La maestra, quien aún no le ha enseñado a sus alumnos a sumar (ni siquiera lo preguntó, sino que Jaimito espontáneamente lo dijo) le dice "MUY BIEN JAIMITO, ¡ERES MUY INTELIGENTE! TE FELICITO" Imaginen que Jaime, casi dos décadas después, haga exactamente lo mismo en el aula de cualquier universidad. Lo más probable es que haga estallar una carcajada en el aula, o se gane un par de miradas con una sola ceja levantada, o simplemente sea ignorado por todos, dejando el salón en un profundo e incómodo silencio (poco probable, pero posible).

Entonces, ¿por qué este acto demuestra ser inteligente en un caso, y varios años después no, aun siendo la misma persona? La pregunta parece casi más estúpida que el pensar en Jaime haciendo lo descrito anteriormente, ya que "obviamente" se espera que, ya siendo un adulto joven, sepa que por gritar cosas en el salón no recibirá palmaditas en la espalda todo el tiempo. ¡BÚSCATE UNA VIDA, JAIME!

Ser "inteligente", según me enseñaron en la escuela, es utilizar todo conocimiento obtenido en cualquier punto de nuestras vidas, para resolver uno o varios problemas. En este ámbito, "problema" puede ser matemático, emocional, espiritual, físico, o una combinación horrenda de todas las anteriores y las no consideradas. Por tanto, igual que hay varios tipos de problemas, hay varios tipos de inteligencias, para responder a cada problema, y debe hacerse un uso "interdisciplinario" de estas, para resolver problemas múltiples.

Sin embargo, no me llena plenamente esta definición de "inteligencia" por varias razones. En primer lugar, el "aumento" en las máquinas llamadas "inteligentes", que de inteligentes, por ejemplo, tienen que, si me siento en un automóvil y no me pongo el cinturón de seguridad, lanza un pitido espantoso que, o te obliga o a bajarte del auto, o a demandar a la compañía, o a ponerte el cinturón. También, ¿dónde dejamos los "robots inteligentes" que limpian toda la casa, hasta los rincones más rebuscados de la casa?, ¡y que se va solito a su estación de control cuando se le está acaban la batería, como si tuviese hambre y busca la nevera!

"Inteligente" hoy día le decimos a casi lo que sea que haga tareas que no podamos concebir que las haga una máquina. Si mi abanico resuelve mí problema de calor en el día, ¡MÍ AIRE ACONDICIONADO ES SABIO!

Entonces, una de dos: o estas cosas NO son inteligentes, o la inteligencia está supremamente sobrevalorada hoy día. No por resolver problemas, somos importantes como raza humana, pues podemos crear máquina que los resuelvan. Podemos entrenar perros que busquen drogas, y puercos que busquen trufas, y si en google podemos buscar lo que sea, ¿los tres son inteligentes? Yo no puedo buscar trufas, ¿el puerquito es más inteligente que yo? (probablemente, pues si mi aire acondicionado es sabio...).

Hay que recordar que las máquinas son tan inteligentes, como el programador que las diseña, o como las compañía que las financia. Sea cual se el enfoque que se le de a una máquina, sin embargo, esta generalmente podrá resolver ciertos problemas, ¡aquellos para los que fue programada! En este sentido, ¡SON TAN INTELIGENTES COMO EL PUERCO! (Pero nunca como el aire acondicionado).

Con todo esto, no digo que dejemos de decirle a alguien que es bueno en matemáticas, física, química, biología, etc ... "inteligente", o que le digamos "tienes una pronunciada inteligente lógico-relacional", sino que nos demos cuenta que hay otros tipos de inteligencia en nosotros como especie, pues hay distintos problemas a resolver, y que igualmente no son ni lo más mínimo que nos define como personas, y como especie.

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