martes, 19 de julio de 2011

Perder tiempo ... ¿es posible?

Esta frase la oigo muy a menudo (inclusive, me la d
igo a mí mismo de vez en cuando, al pensar en que estoy haciendo cualquier otra cosa menos estudiar) y cada vez qu
e la oigo, me parece menos razonable, entre más aprendo de mí entorno.

Así es, esta frase asquerosa, sucia, llena de vicios y desesperación, que nos dicen desde que tenemos uso de razón cuando no queremos usar un fragmento de nuestras vidas en hacerle caso al sist
ema, sea en la escuela, en la casa, o en ambas. Y si pierdes mucho tiempo en
tu vida, ganas un apelativo también interesante: vago.

¿Qué tal si nos vamos ahora a algo que leí en "Confesiones" de San Agustín, en su libro XI, cuando hablaba de su percepción del tiempo? Digo, para tener algo de marco teórico referente al tema (que realmente, no hay mucho de dónde escoger).

Él comentaba que deseaba que Dios le desvelara los conocimientos sobre el tiempo, y llegó a distintas conclusiones, entre ellas la más importante, a mí parecer, es que nosotros no sentimos el tiempo, pues el futuro no existe aún, el pasado ya no existe y el presente es un encu
entro, en un punto, de dos cosas que no existen. Es nuestra experiencia la que determina nuestra sensación del tiempo, y la divide en tres partes:
  • Tenemos "expectativas" del futuro que no existe, lo cual lo hace existente para nuestros espíritus.
  • Prestamos "atención" al presente, lo cual hace que tengamos presente nuestro entorno en cada instante.
  • Guardamos "memorias" del pasado, por lo cual aún aquellos sucesos que ya ocurrieron, aquellos que dejan huella en nuestro espíritu, siguen presentes en nosotros.
San Agustín usa u
n ejemplo, el cantar una canción: mientras cantamos, tenemos la expectativa de la parte de la canción que viene; prestamos atención a la parte de la canción que cantamos; y guardamos en nuestra memoria aquellas partes que acabamos de cantar.

Apegándonos a esta definición, cualquier percepción que tengamos del tiempo, es puramente subjetiva (como cualquier percepción) y el modo como tomemos el paso de nuestra vida "a través del tiempo", es algo también subjetivo.

¿Cuándo perdemos tiempo? Bueno, para algunos la pérdida de tiempo viene acarreada a la omisión, voluntaria, de algún proyecto o encargo que debe hacerse, sea para la Universidad, para el Colegio, o para el trabajo. Por tanto, el "no usar el tiempo de manera productiva" para estos fines, indica que hemos "perdido tiempo".

Para otros, sin embargo, es algo tan inusual, como nuestra inusual sociedad act
ual, impulsada hacia las redes de la "productividad" máxima. Como trabajamos 11 meses del año, y tenemos 1 de va
caciones, o como trabajamos 1/3 de las horas del día, durante 5 o 6 días de la semana, y EN TEORÍA deberíamos dormir otro tercio, y del resto del tiempo lo pasamos en un tranque, comiendo, ¿cuánto tiempo libre nos queda? Esto lleva a poner en un pedestal innecesario al tiempo libre, y nos hace pensar en planes SUMAMENTE elaborados en este tiempo. ¿Qué ocurre si no hemos podido cumplir con estos planes, por motivos externos, probablemente incontrolables? "perdemos tiempo".

En ambos casos, las palabras "tiempo perdido" generan estrés, estr
és que, en el pri
mer caso, disminuye la productividad por la sensación de sentirse "atrapado" en un sistema donde no hay tiempo para uno mismo; y en el otro caso, generan "estrés" por no poder llevar a la realidad nuestro mito del fin de semana. En cualquiera de los dos casos, o no disfrutamos el trabajo, o no disfrutamos el tiempo fuera de este, ¡O NO DISFRUTAMOS NINGUNO Y VIVIMOS INFELICES POR SIEMPRE! O bueno, hasta jubilarnos por lo menos, donde lo único que podremos hacer será recordar recuerdos ... amargos ... e infelices, hasta morir.

¿Cómo ir contra esta amenaza del tiempo libre? Pues simplemente dejemos de mitificar ambos casos:
  • La productividad máxima está altamente sobrevalorada hoy día. Pensamos que el graduarnos rápido; ser los mejores en cada cosa que hagamos; pensar en terminar nuestros trabajos a tiempo para mantener al jefe satisfecho, son las razones más obvias por las que vivimos, y lo que nos llevará a ser felices.
  • El ocio máximo, igualmente, está altamente sobrevalorado hoy día, por el párrafo anterior. Pensamos en que hay que irse a la playa este fin de semana "que tengo tiempo", o que aquel fin de semana largo me lo tomaré para irme al interior, o iré a beber a tal bar tal día que lo tengo libre, ¡SÓLO POR EL HECHO DE QUE ESTÁ LIBRE! y si ALGO sale mal, ¡se dispara el cortisol y tenemos estrés! En este caso, nos forzamos a hacer algo, sin tomar en cuenta que a veces "hacer algo" es sinónimo de quedarse en casa.
Hagamos cosas que nos gustan, que nos traigan placer. No hay que sentirse mal, o estresado, por estar en algún momento cuando nadamos en lagos de papeles, o mares de trabajos, o huracanes de proyectos acompañados de lluvia ácida de "deadlines" imposibles, sin hacer absolutamente nada más que ver televisión y rascarnos la panza. ¡SEAMOS FELICES HACIENDO LO QUE EL INSTINTO NOS MANDA A HACER!

El tiempo libre es para justamente sentirnos libres, sentirnos bien sin necesidad de planes. A veces el mejor plan es no tener uno. Justamente el no tener un plan es lo que nos hace estar en un momento viendo televisión, y al siguiente en una fiesta totalmente loca.

Con TODO lo anteriormente expuesto, ¿Podemos perder tiempo? Es algo demasiado valioso, y realmente sólo lo pierdes, si haces algo que no te hace feliz, o no va con el propio sentido común.

viernes, 8 de julio de 2011

¿Grandes logros, o pequeños cambios?

Me he topado hoy con este video, gracias a Stumble Upon (muy buena página, por cierto) donde, finalmente, hallé las bases para "inmortalizar", como dijo un lector, un concepto interesante.


¿Qué indico aquí? No tanto que hallan seres superiores a nosotros, que nos ven como si fuésemos pequeños perritos que apenas aprendemos a usar astrofísicas.

¿Es imposible llegar al espacio? Hace algunas décadas, pensábamos que sí. ¿Es imposible que podamos tener internet en la televisión? Ya no, y a la inversa tampoco lo es. ¿Tenemos autos que vuelen, como en los Supersónicos / The Jetsons? No, pero puede que algún día.

La principal razón de crear esta entrada es por una típica frase que oigo a veces, que la considero inclusive herética: "man, no te esfuerces tanto, que hoy día ya todo está inventado". ¡CÓMO UN SER HUMANO, EVOLUCIONADO, QUE DICE TENER RACIOCINIO, SE ATREVE A DECIR ESTO! No es que todo esté inventado, sino que hoy día los grandes logros se consiguen con tan pequeños cambios, que crees que son tonterías, pero a la larga atraen grandes diferencias.

Dicen que el objetivo de la historia es que no olvidemos el pasado, y no era muy seguidor de ella, hasta darme cuenta de lo que escribí en el párrafo anterior.

Tomaré un caso típico: la reproducción de sonido. No me refiero a instrumentos musicales, ¡NO! Me refiero a la posibilidad de que podamos oír, EXACTAMENTE LOS MISMOS SONIDOS, una y otra ves, para entretenimiento. ¿Qué les viene primero a la mente a los que leen esto? Quizás un cassette para "Walkman". Quizás un poco antes, a los discos de acetato, negros y grandes, ¡QUÉ RETRO! ¿O antes, al fonógrafo de Edison? Para poder entender estos dispositivos realmente, debe remontarse a mucho más atrás, a los primeros dispositivos REALES de reproducción/grabación de sonidos: las cajas de música.

PRIMERO, para crear algo, hay que irse al concepto: ¿qué es música? Una sucesión de sonidos y silencios en armonía (conste, esta es MÍ definición de música, si quieren saber la de la RAE, vayan y búsquenlo). ¿Qué es un sonido? Vibraciones en el aire, captadas por nuestros oídos en un cierto rango de frecuencias.

Con estos conceptos simples claros, veamos las cajas de música. Estas funcionan de modo bastante sencillo: básicamente es un cilindro que gira a cierta velocidad, con ciertas "protuberancias" que sobresalen del mismo, colocadas en cierta forma. Cercano a las mismas hay unas barras metálicas, con propiedades acústicas que, al ser movidas por las protuberancias del cilindro, producen vibraciones que se transmiten al aire, generando sonidos y, si el arreglo de las protuberancias es armónico, ¡CREAMOS MÚSICA! Si quieren verlo más detalladamente, miren este video.


Entonces, el crear una caja de música que interprete melodías complejas, requiere arreglos más complejos de estas protuberancias. ¿Se vuelve tedioso? ¡POR SUPUESTO QUE SÍ! Entonces debe haber otro modo de crear "sonidos" para hacer "música".

¿Cómo hacer para reproducir, o mejor dicho, grabar sonidos más específicos, como la voz? Bueno, a Edison se le ocurrió una idea: primero debe poder grabarse el sonido sobre el cilindro, con surcos sumamente pequeños. Para ello, se sujetaría una membrana a una aguja. La membrana capta sonidos en el ambiente y esta vibra. Al vibrar, esta hace vibrar la aguja sobre un cilindro de aluminio, creando un "surco microscópico" a través del mismo. Al hacer el proceso inverso, es decir, hacer girar este cilindro, con los surcos en contacto con la aguja, harían vibrar la membrana, reproduciendo el sonido. Esta invención es llamada "el fonógrafo de Edison". ¿Ingenioso, verdad? Sin embargo, ¡no nos salimos del concepto de la caja de música! Es decir, reemplazamos ahora las "Protuberancias" del cilindro, por "surcos" en este nuevo cilindro. Aquí hay un video de uno hecho en casa.


Más adelante se inventó el gramófono, cuya única diferencia es que, en vez de grabar sobre un cilindro, se graba sobre un disco, pero el principio es el mismo: una membrana hacer vibrar una aguja, que graba el sonido en el disco. Luego el disco se hace girar por encima de los surcos, para reproducir nuevamente el sonido.

Aún así, no nos hemos alejado del concepto de la caja de música: al igual que las protuberancias agitaban las barras para que estas vibren y creen sonidos, los surcos hacen vibrar la aguja que genera sonidos. Pueden verse los surcos y los agujeros como "protuberancias extremadamente pequeñas" y ¡LISTO! Tenemos una caja de música modificada.

¿Qué más luego de esto? La era de los avances eléctricos, luego electrónicos, y luego digitales, pero al final todo se basa en lo mismo: crear "surcos" o "protuberancias" que hacen vibrar algún elemento, que pasa a una membrana que hace vibrar el aire y, ¡reproducimos sonidos! Sólo que en el caso eléctrico, primero fueron las cintas magnéticas, que reemplazaban los discos, con cintas de material magnético; en el caso electrónico y digital, con discos y agujeros en ellos, de niveles sumamente pequeños, que hacen las veces de valores lógicos altos o bajos (unos y ceros) que permiten obtener señal digital, pero insisto, ¡hasta el día de hoy no nos despegamos del concepto de la caja de música para grabar sonidos y reproducirlos!

¿Qué se ha hecho en todos estos siglos? ¡SIMPLEMENTE PEQUEÑAS MODIFICACIONES, AÑADIENDO AL MISMO CONCEPTO, ELEMENTOS QUE SE DESCUBREN A TRAVÉS DEL TIEMPO! ¿Esto hace al fonógrafo, los discos de vinilo, las cintas magnéticas, los CD's, DVD's, memorias USB, discos duros y demás, menos ingeniosos? ¡CLARO QUE NO! Siguen siendo invenciones sumamente fascinantes, llenas de creatividad e ingenio humano.

No se ha inventado todo, pero los conceptos están presentes entre nosotros siempre, los mismos conceptos, y nosotros, como seres humanos, sólo jugamos con ellos, los combinamos, los hacemos resolver problemas, y creamos ¡ARTE!

Quisiera finaliar con algo: porque algo esa la solución a un problema, no implica que no pueda solucionar otros. ¿Qué tal hacer una máquina humanoide, que tocara música? ¿Suena futurista? ¡LES PRESENTO A "Joueuse de Tympanon", UNA MÁQUINA QUE HACE ESTO, CREADA EN EL SIGLO XVIII! Usa EXACTAMENTE el mismo mecanismo de la caja de música, para ¡HACER MOVER EL MUÑECO Y QUE SEA SU MOVIMIENTO EL QUE PRODUZCA SONIDOS! Les presento el video del mismo:


Cabe destacar que, en esta época, la mayoría de los inventores de estas maravillas, eran relojeros, pues estos mecanismos requerían alta precisión en muy pequeños espacios.