viernes, 4 de julio de 2014

Humildad y Humillación

Después de mucho hablar sobre el tema, decidí hoy dedicar unos minutos con San Google para buscar qué es "Humildad". Interesante es que la palabra "Humildad" viene del latín "Humus" que significa "tierra". También parece venir de "Humiliare", palabra relacionada a "arrastrarse por el suelo". Sin embargo, me llama la atención una palabra que, la raíz etimológica, está ampliamente ligada a este término: Humillación.

Hoy día, aceptamos la palabra "Humildad" como "reconocer las virtudes y defectos de nosotros mismos". En varios otros lugares, se le coloca como la virtud opuesta a la "soberbia" o al "orgullo". Sin embargo, queda el asunto de la "humillación", que para muchos inclusive iría en contra del propio ego.

Humildad es aceptarnos a nosotros mismos, y de cierto modo, si somos humanos, aprendemos a aceptar a los demás. Humillarse implica denigrar nuestra condición humana, nuestra historia, usualmente en público. Muchos hoy día, disfrazan la "humillación" con "humildad".

Ser humilde es aceptar que a veces nos siguen, a veces no. Ser humilde es también reconocer, cuando una crítica es constructiva o destructiva, tanto dicha por nosotros, como a nosotros, y saber reaccionar ante dicha crítica también está ligado a la humildad.

Vivo en un mundo donde queremos estar descalzos frente a las cámaras de televisión, mostrando cuan "orgullosamente humilde" soy. Practico un arte de un país, donde se acepta la muchas veces la humillación como humildad. Estoy en un sistema educativo, donde algunos quieren hacerme ver que "el profesor enseña, los alumnos aprenden", donde "la información va el sensei al estudiante, y jamás al revés, pues el maestro sabe todo".

Ser humilde, en conclusión, se aceptar nuestras virtudes y nuestros defectos. La ostentación ocurrirá cuando empezamos a "programarnos para ser humildes", en vez de solamente vivir nuestras vidas. No es indispensable ser humilde, simplemente hay que ser nosotros mismos conscientemente.